Música

Cancionero de mi madre

Lucila Soto, mi querida madre, siempre apreció la música popular. Su preferencia era por la música romántica, como los boleros, los tangos, las baladas. Por mi insistencia en escuchar temas de corte social, que en su tiempo se llamó “canción de protesta” y luego "nueva canción", mi madre fue abriendo sus sentidos a ritmos con base folclórica. En este mismo movimiento cultural, reflejo de las luchas sociales que protagonizó la clase obrera y los campesinos chilenos, y de otros países latinoamericanos, también se prestó atención a las verdaderas raíces del canto popular campesino y andino chileno.

En esos años, tal vez conscientemente a partir de 1968, mi arrogante actitud de joven socialista hacía burla de las sensiblerías de boleros y tangos. Tal vez para impresionar a alguna jovencita aprendí algunas canciones románticas más moderna, como las baladas de Leonardo Favio de la Argentina. Pero, nunca canté un bolero o un tango, ni siquiera para agradar a mi madre. Lamento no haberlo hecho. Hoy, con mis casi cincuenta años a cuestas, retorno a viejos tangos y algunos boleros. Los escucho con oído crítico. Los entiendo en su contexto cultural, social, comercial. Y los canto, tal vez para acercarme a mi madre que ya no está conmigo. Me alegro que en 1995 cuando compartí el último año de vida de mi madre canté con ella estas mismas canciones que ahora comparto con el lector anónimo de este cancionero.

Para ver el cancionero completo pinchar aquí.