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EscritosChile: Una Propuesta de Reparación Sin JusticiaEl Presidente Ricardo Lagos se dirigió el Domingo 28 de noviembre al pueblo chileno para dar a conocer los resultados del trabajo de la Comisión Nacional Sobre Prisión Política y Tortura. El documento final cuenta con alrededor de 700 páginas donde se ha sistematizado 35,000 declaraciones de ex-presos políticos o detenidos torturados. La Comisión calificó a 28,000 de los declarantes como presos políticos o torturados y dejó fuera de esta calificación a 7,000 declarantes.
El Presidente señaló “El informe nos hace mirar de frente una realidad insoslayable: la prisión política y las torturas constituyeron una práctica institucional de Estado que es absolutamente inaceptable y ajena a la tradición histórica de Chile”. Curiosamente, el Presidente parece olvidar el resto de la historia del capitalismo en Chile, donde las clases dominantes aplicaron sin misericordia alguna la prisión arbitraria, la persecución política, la tortura y el asesinato. Tal vez, lo que debería haber puntualizado el Presidente es que nunca antes se había manifestado una represión con tal saña como lo hiciera la dictadura militar dirigida por el General Augusto Pinochet.
Pero, el desarrollo de la llamada civilización del capital en Chile –y el mundo—está signada por la represión, la tortura y la muerte. ¿Habrá que recordarle también al Presidente Lagos, quién fuera Ministro de Educación de Aylwin, la historia que no se enseña en las escuelas chilenas? ¿Habrá que recordarle la historia del movimiento obrero chileno? ¿Debemos recordarle al Presidente Socialista las masacres como la de los estibadores de Valparaíso de 1903, la de los mineros del salitre en Antofagasta de 1906, la de la Escuela Santa María de Iquique, el asalto a la Federación de Estudiantes de Chile de 1920, el “incendio” de la Federación Obrera de Chile en Magallanes de 1920, las oficinas salitreras de San Gregorio en 1921 y la Coruña en 1925, el asalto a la Federación Obrera en Santiago en 1934, la masacre campesina de Ranquil y Lonquimay, tambien en 1934, la de “La Torre de Sangre”, el edificio de la FOCH de 1938, la del 2 de abril en Santiago, de 1957, la Población José María Caro de 1962, la del mineral del cobre de El salvador de 1966, la masacre de pobladores de Puerto Montt, de 1969, el asesinato de estudiantes en Puente Alto de 1970?
El Presidente “socialista” que también parece haber olvidado completamente el rol de los norteamericanos en las masacres, torturas y represiones de nuestro pueblo, al atender de la manera mas deferente y servil a su amo imperial Bush, en vez de encarar la verdad con el mismo dedo acusador que alguna vez uso para impugnarle las injusticias al dictador, se hace una serie de preguntas. Preguntas vergonzantes como esta: “¿Cómo explicar tanto horror? ¿Qué pudo producir conductas humanas como las que allí aparecen? No tengo respuesta frente a ello. ¿Cómo explicar que el 94% de los detenidos señalen que fueron objeto de torturas? ¿Cómo explicar que, de las 3.400 mujeres que entregaron testimonio, casi todas señalen haber sido objeto de alguna violencia sexual? “,
La verdad que parece o ingenuidad o una burla. La barbarie que vivimos en Chile durante la dictadura es un recurso de terror al que recurren habitualmente las dictaduras capitalistas. Allí tenemos todo un continente que puede dar testimonio de estas barbaridades, desde Chile hasta el Canadá, y en todos los continentes. Los soldados de Chile fueron entrenados en contrainsurgencia en la Escuela de las Américas de los estadounidenses, entonces instalada en el Canal de Panamá.
Las propuestas de “reparación” del Presidente buscan cerrar 31 años de angustia con compensación monetaria. Por cierto hay que reconocerle que ha hecho más que ninguna de las administraciones post-Pinochet, pero se ha quedado corto. El Presidente Aylwin al conocer el informe Rettig sobre los desaparecidos darramó lágrimas de cocodrilo sin reconocer la propia responsabilidad de su partido democratacristiano en los hechos. También entonces se dieron algunas compensaciones monetarias, pero no se hizo justicia. Ese informe reconoció alrededor de 3,000 casos de desapariciones por causas políticas. Este informe reconoce 28,000 casos de tortura y prisión política. El gasto será mayor. Pero las instituciones, los responsables, empezando desde la cabeza misma del sistema, el General Augusto Pinochet y los miembros de su Junta Militar salen impunes.
La cierto es que mientras no se haga justicia, no se cerrará la herida en un sector importante de la población chilena. Como ex-preso político sólo puedo decirle a mis compañeros que no se contenten con las migajas ofrecidas, porque no hay dinero posible que pueda sustituir a la justicia. A los jóvenes que no conocieron ni siquiera en los libros de historia el caracter criminal del capitalismo los insto a educarse para entender lo que ni siquiera el Presidente Lagos entiende. El cambio profundo, radical de nuestra sociedad, como vemos, sigue pendiente. Tal vez sólo cuando construyamos una sociedad libre, sin explotación, sin injusticias, sin fuerzas armadas opresoras, solidaria, colectiva, recién entonces los victimizados de siglos, incluyendo a los que fuimos reprimidos bajo la dictadura de Pinochet encontraremos la verdad y la justicia.
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